12.11.17

Pensamientos (ya no de tantos otros)

Últimamente me cuesta pensar. Vida ajetreada. Todo en mi cabeza suena resumido. Breve. El tiempo se vuelve el valor más preciado.

Pero el problema no es el tiempo real, limitado, que se escapa entre mis dedos. El problema está en mi cabeza, obsesionada con no perder ni un segundo, deseosa de volver a la rueda que no para de girar ni un instante.

Igual suena absurdo, pero tengo ratos libres con los que no sé que hacer. Miro la pared y no les encuentro un propósito. Mi mente no se permite detenerse, no puedo ni pensar en algo concreto. Se mueve errática de un pensamiento a otro. El tiempo ya no es valioso, sólo una excusa para no parar.

Este blog comenzó siendo un puñado de pensamientos, de tantos otros, escritos en una web. Supongo que ya no escribo porque ya no tengo tantos otros pensamientos revoloteando en mi cabeza que quieran salir.

...y cómo lo echo de menos.

12.3.17

Hoy no podía dormir

Hoy no podía dormir. No se me ocurre mejor excusa para escribir una nueva entrada.

No me suele pasar a menudo. Mi rutina diaria es lo bastange agotadora como para caer siempre como un leño rendida en la cama al acostarme. Pero los fines de semana son distintos.

No suelo salir mucho. Dejé de salir de fiesta. A veces pienso que realmente nunca me gustó. Así que ahora paso más tiempo en casa.

Lo malo de una rutina agotadora es que no te deja tiempo para ti. Y después de pasar meses embullida en ella, encuentras mil excusas para seguir así. Llevo meses sin pensar en mí. Llevo meses pararme a pensar. Pero hoy no podía dormir.

Es curioso el nivel de estrés que obtienes cuando, aún con muchas tareas pendientes, decides dedicarte un tiempo a ti. Es como si tu mente se bloqueara, y no te dejara relajarte y a la vez no te dejara concentrarte en el trabajo. Quizás por eso no podía dormir.

Ahora debería estar durmiendo. Pero estoy escribiendo. ¿Mis pensamientos tienen alguna lógica, o simplemente desvarío en un estado cercano al sueño?

Me gustaría prometerme más tiempo para mí. Quizás eso tranquilizaría a la parte de mi cerebro que no me deja dormir. O quizás sea lo bastante inteligente para saber que es una mentira.

En cualquier caso, reconozco que echaba de menos escribir. No suelo publicar entradas sin revisarlas y trabajarlas, pero esta vez me voy a dejar llevar. Línea directa de mi cabeza al blog. Tendréis que disculparme si algo no tiene sentido.

Hay gente que nunca se para a pensar en nada. Y les va bien. Hay gente que se pasa el tiempo reflexionando en temas profundos, y alcanzan una madurez que jamás podré adquirir. Pero siempre me ha gustado más el segundo grupo que el primero. Y debo pedirme perdón por haberme vuelto una persona demasiado ocupada para pensar. No me gusta sentirme así de perdida.

Igual ahora mi cabeza me deja descansar ya. Hagamos la prueba.