24.2.16

La Buena Persona

Érase una vez, una buena persona.

Dynamism of a Woman's Head - Umberto Boccioni

Esta buena persona no tenía por costumbre ir a misa, ni tan siquiera creía en Dios. No seguía el patrón de "buena persona" que establece la sociedad. No le gustaban los patrones de la sociedad. No creía en ellos ni se sentía cómoda dentro de ninguno.

No tenía por costumbre llevar mucho dinero encima, y aceptaba de buena gana una invitación. No por tacañería. Cuando no te sobra agradeces sinceramente los gestos de los demás.

Quizá por eso solía llevar siempre monedas pequeñas en un bolsillo de su abrigo para dar algo a las personas que se encontraba pidiendo en la calle. Tampoco daba siempre a todo el mundo. Daba algo, cuando le salía hacerlo. No daba para tranquilizar su conciencia. Daba por empatía. Por sentimiento.

No creía importarle a los demás. Estaba cansada de la gente, y llegó a interiorizar que los demás le daban igual. Todos en general, y sobre todo los que se hacían llamar sus amigos. Ella sabía que en realidad no lo eran. Ellos no eran buenas personas.

Como buena persona, no les pedía mucho. Un sincero "¿Qué tal estás?" de vez en cuando. Un "¿Y qué es de tu pareja?". Una muestra de cariño. Se preguntaba por qué sentían tan poco apego hacia ella. Puede que por eso empezara a alejarse ella también.

Echaba en falta muchas cosas en su vida. Había muchas piezas fuera de lugar en el puzzle de su existencia, y otras que faltaban. Le costaba entender cómo seguir adelante con tal desorden. Ella prefería las cosas en su lugar, todo colocado y limpio. Pero su realidad no era así.

Diría que ni siquiera ella era consciente de lo buena persona que era. Y que no era capaz de ver cómo mejoraba el mundo sólo porque ella estuviese en él. La vida no es fácil cuando eres una buena persona rodeada de otras que no lo son. Es duro soportarlo todo cuando parece que no merece la pena.

Aunque no lo veas, hay personas que se dan cuenta de lo que haces, y de cómo eres en realidad. Y, en cuanto lo hacen, no quieren alejarse de ti. Te ayudarán a encajar las piezas. Puede que hasta consigáis modificar alguna para conseguir que entre en su lugar.

No sé si lo he logrado. Sólo pretendo animar un poco a esas personas que, como tú, han llegado a la conclusión de que no sirve de nada esforzarse por hacer un mundo mejor. Sí que sirve, algunos vemos tu esfuerzo. Gracias por todo.


Como siempre, es un placer que me leáis. Si os apetece, me encantaría leer las historias de todas esas buenas personas que veis a diario y que con su pequeña aportación hacen la vida algo más agradable.