6.5.16

Sólo media palabra

Decir adiós para siempre a una larga amistad es difícil.

Gerhard Richter’s Overpainted Photographs

Puedes tratar de, simplemente, cortar el lazo y seguir con tu vida. Aunque, si eres de ese tipo de personas que todo lo piensan dos veces como yo, enseguida te darás cuenta de que eso no te vale. Seguirá quedando algo en tu interior que te carcoma, y no te permita olvidarlo todo sin más.

También puedes discutir una y otra vez con esa persona, intentando explicarle los mil motivos que te llevaron a querer decir adiós. Puede que se lo quieras razonar, y que aspires a arreglar las cosas. Pero, si has llegado a este punto, es precisamente porque esto es inútil y no lleva a ninguna parte. Bueno, sí, lleva a aumentar tu enfado con el mundo y tu sensación de impotencia sobre las cosas que te ocurren.

Hay mil cosas más que podrías hacer...pero al final, cuando ya has pasado por todo y sigues en la misma situación, sólo queda una salida. Después de años intentando reflotarlo, al final debes dejarlo caer. Cederá por su propio peso, y tú seguirás notando sobre ti la carga que has sostenido tanto tiempo. La sentirás, en forma de vacío al desaparecer. Y la echarás de menos.

Pero tienes que empezar a pensar en ti. Tienes que asumir que es lo mejor que puedes hacer. Tienes que querer dar el paso. Y tienes que darlo. Tienes que despedirte.

Una auténtica despedida no debe cumplir el objetivo de dejarle claro a la otra persona por qué te vas. Claro que, inevitablemente, lo intentarás hacer. Pero no debe ser eso lo que te preocupe. Entender tus motivos es su trabajo. El tuyo es cerrar esa página por completo para seguir con tu vida.

Dejar atrás una parte de tu vida que ha durado casi las tres cuartas partes de la misma es algo muy complicado y doloroso. Nunca olvidarás del todo a esa persona. Ni debes hacerlo. Pero sí debes dejar de hacerte daño recordando lo que compartisteis, y que nunca volverá.

A mí me ha costado sólo media palabra despedirme de ti. Ni más ni menos. Sólo media palabra por cada día que has pasado en mi vida. Media palabra por cada día que pensé que podía contar contigo, que todo era genial, o que todo volvería a serlo. Eso es lo que ha necesitado mi alma para liberar tu peso: media palabra.

Hoy es el último día que dejo que tu imagen se apodere de mi mente. Aquí va mi última media palabra: Adi.